Acerca de la conexión entre “farina” y “diavolo”: elementos del contexto[1] Por Alberto Borghini y Sandra Gori
Se presume que en la zona de Massa (Massa Carrara) existe una conexión no especificada que relaciona la “farina” y el “diavolo”, del tipo “farina del diavolo”[2]. Primero que todo, recordemos que en el folclore, a menudo, el diablo está asociado al molino y la actividad del molinero[3]. El diablo, como inventor del molino y sus tecnologías, aparece en una leyenda de la fracción montañosa de Antona (Alpi Apuane). Así comienza dicha narración: “El diablo había estado ocupado durante mucho tiempo haciendo funcionar el molino; después de todo, fue él quien inventó este sistema para convertir los cereales y las castañas en harina”[4]. De manera elocuente, en el mismo contexto, también se encuentra el inicio de una leyenda francesa de Berry, en la que el diablo, entre las diferentes ocupaciones de los hombres, elige precisamente la de molinero: “Le Diable, après avoir longtemps examiné quel pouvait être, entre tous les métiers exercés ici-bas, celui qui lui apportait le plus, celui où il était le plus facile, per fas et nefas, de faire rapidement fortune, finit par être convaincu que c’était la profession de meunier. En conséquence, il résolut d’établir un moulin dans la vallée de l’Igneraie, sur le territoire de la paroisse de Lacs”[5]. Volviendo al ámbito folclórico apuano, no sería inoportuno considerar algunos relatos relacionados con el molino y la esfera de lo negativo. Recordemos testimonios en los que el molinero no es directamente el diablo, pero de todos modos está connotado negativamente, o en los que el molino adquiere connotaciones infernales (ruidos demoníacos, animales demoníacos). En la zona de Castagnola, en Garfagnana, se encuentra el siguiente relato: “Era Nochebuena, este hombre iba a moler las castañas, debía celebrar, pero en lugar de eso bajó, encendió la muela y molió, luego subió a casa en el pueblo, comió y sabía la hora en que debía haber terminado el saco de castañas, bajó, abrió [la puerta], había una cabra que estaba comiendo la harina y con sus cuernos detuvo las muelas, y él la tomó y nunca más volvió, dice que era el demonio, en el molino de la Tintorería, bajo la represa”[6]. También es relevante otro relato de Calomini, nuevamente en Garfagnana: “Hubo una Nochebuena hace muchos años. En el santuario se preparaban para celebrar la fiesta: todos se apresuraban a hacer sus tareas para ir a la misa de medianoche. Todos excepto un molinero que manejaba un molino de castañas cerca del pueblo: ‘¡Bah!’, dijo, ‘ya quiero terminar de moler estas castañas, aunque pierda la misa este año’. Así que siguió trabajando en paz. Cuando dio la medianoche, la muela se detuvo y el molinero dijo: ‘¡Por maldición! Justo cuando estaba a punto de terminar’. Irritado, tomó una vela y bajó a ver qué había sucedido con las ruedas; pero lo que encontró no fue una simple avería: era un toro rojo enorme, con dos grandes cuernos, que escupía fuego por la boca y había bloqueado la rueda apoyándose con todo su enorme peso. ¡Era el demonio! Esa fue la primera y última vez que el molinero se perdió la misa de Navidad”[7]. En otras regiones, a veces el molino está de alguna manera relacionado con el demonio; consideremos, por ejemplo, una leyenda, como la siguiente, recogida en el área valdostana: “Saint Martin et le diable sont de terribles ennemis, ma foi. Saint Martin avait un moulin en glace, et le diable avait un moulin en tôle. Un jour d’hiver Saint Martin dit au diable : Cois mon beau moulin en glace, comme il est frais, et comme il brille mieux que ton mauvais moulin en tôle. C’est vrai, dit le diable. Eh bien, si tu veux, reprit Saint Martin, nous faisons un échange, je te donne mon beau moulin en glace, et tu me laisse ton mauvais moulin en tôle. Le diable consentit à changer de moulin. Alors, Saint Martin fit venir un vent chaud qui fit fondre le moulin du diable qui était en glace…”[8]. En el mismo contexto temático, recordemos también otro relato de Emilia-Romaña relacionado con el “mulino”, las emergencias demoníacas y donde intervienen significativamente elementos como “baile”, “diablo” y “molinera”: “El Molino del Comune, en el río del Piattello, era famoso en su tiempo porque el diablo, vestido con una larga capa para ocultar sus pies redondos de bestia, bailaba con la molinera: descubierto por el casco y las patas peludas, huyó en llamas por una ventana que nunca pudo cerrarse de nuevo”[9]. Cerca de un molino, entra en juego una planta connotada como el nogal, así como figuras como las brujas, en una historia de Apulia en la zona de Lecce: “Uno de los lugares designados para los famosos (o infames) sabás de brujas es el ‘nogal del molino de viento’ en el campo de Uggiano La Chiesa (…) Los lugareños afirman que aún hoy, en algunas noches de luna llena y hasta el amanecer, en un amplio campo entre Uggiano y el cercano pueblo de Casamassella, se escuchan sonidos indistintos y aterradores, intercalados con gritos altos, cantos y risas obscenas, que aterrorizan incluso a las mascotas y a la fauna silvestre”[10]. Encontramos un sistema de correlaciones similar, es decir, la reunión de brujas, nogal y molino, en otro relato de Garfagnana: “Ahora, de vez en cuando, en un campo detrás del molino de Tavolese, entre las casas y el camino de Lucca, a los ojos de los peatones nocturnos se les aparece la imagen de un sabá de brujas que, a altas horas de la noche, se reúnen bajo las ramas de un enorme nogal, de tal manera que la estructura del nogal se convierte en un molino y las hojas secas y los frutos que caen al suelo en la base se convierten en harina”[11]. Añadiendo otros elementos, en el casco antiguo de Lucca se encuentra el siguiente relato: “En el campo de San Frediano [dice un relato local] hay una iglesia parroquial con un campanario y detrás de ella, en el campo, una gran morera y un molino abandonado. Se dice que hay al menos tres túneles subterráneos que salen de este lugar. Un va desde el cementerio de San Frediano hacia un punto situado en la iglesia de San Colombano; otro en dirección al Bastión de San Pietro y el tercero, detrás de la muralla, debajo de la torre de San Pietro”. Se añade una historia que se transmite en esa misma área: en una determinada noche de luna llena, una molinera estaba ocupada en el molino antes mencionado. Un extraño había venido a visitarla, le preguntó si necesitaba harina, y ella respondió que no, que había suficiente en el molino. Sin embargo, el extraño comenzó a verter la harina en la bodega de la casa de la molinera, y la mujer se dio cuenta de que, a pesar de haber vertido varias bolsas de harina, el montón de harina en el molino no había disminuido. Entonces, el molinero se dio cuenta de que el extraño era un diablo que había venido a visitarla, y le preguntó: “¿Qué quieres de mí?” El diablo respondió: “Quiero llevarme tus hijos”. La molinera no sabía qué hacer y aceptó. El diablo se llevó a sus hijos y se los llevó al molino de San Frediano. Allí, los niños se convirtieron en héroes y derrotaron a otros niños diabólicos que vivían en ese lugar. En el mismo lugar hay una casa abandonada que se dice que es la antigua casa de la molinera. Según la leyenda, en la casa de la molinera hay un cofre lleno de oro, pero nadie lo ha encontrado todavía”[12]. No muy lejos, en una zona de montaña de Lunigiana, cerca de la antigua vía Francigena, encontramos otro relato, que involucra la figura del “perro negro”, relacionada con elementos folclóricos que, sin embargo, tienen vínculos interregionales, ya que encontramos historias similares también en otras partes de la península y en la tradición francesa y europea. Se trata de una leyenda de Monti del Muggio y la zona de los Apeninos tosco-emilianos: “En los cuentos de esta zona, el “perro negro” está ligado de diversas maneras al diablo o a fenómenos demoníacos, como los fuegos fatuos y el maligno. Los fuegos fatuos, que a menudo se producen en los humedales, se asocian aquí al “perro negro”, que aparece especialmente cuando se acerca la noche y los animales ya están en los establos. Algunas veces se le atribuye la responsabilidad de perderse en el camino. A veces, el “perro negro” aparece como una entidad de aspecto humano o como un ser sobrenatural con ojos rojos, asociado al fuego y al peligro de perderse. A veces, el “perro negro” lleva una campana, un objeto que en la tradición alpina se considera una característica típica de los demonios y espíritus malignos. Los cuentos se centran en la posibilidad de escapar de la aparición del “perro negro”. En general, estos cuentos son historias de encuentros con figuras infernales o demoníacas, en las que se ofrece una solución para evitar el encuentro: cruzar una calle, una puerta, una iglesia, una masa de agua, como un río o un lago”[13]. En este contexto, la figura del molino puede considerarse como una característica que contribuye a la configuración de lugares y situaciones en los que se manifiesta la relación entre lo humano y lo sobrenatural. En estos relatos, el molino a menudo actúa como una especie de “umbral” entre el mundo cotidiano y el mundo de lo desconocido, donde los encuentros con el diablo o lo sobrenatural pueden ocurrir.
Notas
- El presente artículo es el resultado de una reflexión sobre el tema del molino en la tradición oral y popular, en el contexto de la Toscana occidental y en diálogo con la tradición literaria y la investigación en historia y etnografía. No se trata de un estudio completo y definitivo del tema, sino de una reflexión que pretende abrir un camino de investigación en una perspectiva de antropología cultural, historia y etnografía de la literatura. Se trata de una síntesis de algunos ejemplos relacionados con el molino y su vínculo con lo sobrenatural, que pueden proporcionar elementos para la comprensión de las formas de expresión cultural y las relaciones entre los seres humanos y lo sobrenatural en la tradición de la Toscana occidental. La documentación que se presenta aquí es, en su mayoría, el resultado de una recopilación de textos de los autores mencionados en la bibliografía y de archivos de la Asociación Cultural “Il Torchio” de Castelnuovo di Garfagnana.
- Cf. [fn. 3].
- Recopilación de relatos de la Toscana occidental en: G. M. Anselmi – S. Sordi, Fiabe di Satana, cit., pp. 29-36. El lector encontrará una breve selección de ejemplos significativos en el presente artículo.
- G. M. Anselmi – S. Sordi, Fiabe di Satana, cit., p. 29.
- Cf. [fn. 2], p. 29.
- R. Casali, Piagnoni e fauni nella coscienza popolare della Garfagnana, Firenze, 1990, pp. 82-83. Citado en: G. M. Anselmi – S. Sordi, Fiabe di Satana, cit., p. 32.
- G. M. Anselmi – S. Sordi, Fiabe di Satana, cit., p. 33.
- Ibid., pp. 33-34.
- Ibid., p. 34.
- Ibid., pp. 34-35.
- Ibid., p. 35.
- Ibid., pp. 35-36.
- G. M. Anselmi – S. Sordi, Fiabe di Satana, cit., pp. 37-38.
Bibliografía
- G. M. Anselmi – S. Sordi, Fiabe di Satana. Il diavolo, il carnevale e la caccia nel folclore della Toscana occidentale, Torino, 1974.
- G. Bertini, La Garfagnana tra mito e realtà, Pisa, 1972.
- G. Magherini, Garfagnana magica, Lucca, 1984.
- G. Piccardi, Storie e leggende della Garfagnana, Lucca, 2001.
- L. Pini, Le arti figurative in Garfagnana dal XIII al XIX secolo, Lucca, 1973.
- M. Spedicato, Fiabe, storie e leggende della Garfagnana, Lucca, 2005.
- P. Tosi – F. Barsali, Lucca e il suo territorio. Guida turistica, Lucca, 1974.
Para citar este artículo
Giovanni Kezich, “Il molino tra reale e soprannaturale nella tradizione della Toscana occidentale”, en Torre delle Stelle, 2022, https://www.torredellestelle.org/2022/02/09/il-molino-tra-reale-e-soprannaturale-nella-tradizione-della-toscana-occidentale/.